viernes, 7 de octubre de 2011

LA EDUCACION AFROCOLOMBIANA

En el litoral Caribe los índices de analfabetismo son considerablemente altos. En los departamentos de Cesar, Córdoba, Guajira y Sucre alcanzan el 25.4, 31, 20 y 33%, respectivamente. En Guajira la cifra está por encima de la media nacional y la de Sucre representa la más alta del país. Esta situación de analfabetismo generalizado es mayor entre los habitantes pobres de los municipios afrocaribeños en los que llega a niveles insospechados, como en el Cesar donde es del 45%. La cobertura educativa en los distintos niveles del sistema educativo de los departamentos del litoral Caribe no es del todo aceptable. En Cesar, por ejemplo, el acceso a la educación primaria es del 79.9% y del 45% en secundaria. Córdoba presenta bajo acceso en todos los niveles de escolaridad, los adultos que terminaron básica primaria significan un 35% y un 47% los que no, los jóvenes que entran a la básica secundaria son el 28% y a la media vocacional el 5.9%. En La Guajira, el ingreso a la básica primaria es del 77% y del 60.5% a la básica secundaria. El ingreso a básica primaria en sectores urbanos del departamento de Sucre es del 77.8 y del 28% en zonas rulares. Bolívar tiene en básica primaria una cobertura relativamente alta; no sucede lo mismo con básica secundaria ni con media vocacional, generándose, por tanto, grandes niveles de deserción estudiantil. La situación educativa en las pequeñas localidades de afrodescendientes del litoral Caribe no es mejor que la del resto de la población de la región. El sistema se caracteriza por altas tasas de deserción y repitencia, poca cobertura en los dos niveles básicos y por la fragilidad del conjunto en la formación integral de los jóvenes. Entre las comunidades del Cesar, por ejemplo, la cobertura es tan sólo del 5%. En Bolívar, localidades como María la Baja presentan altos niveles de deserción educativa. Los problemas del sistema educativo de la costa Caribe colombiana, que afectan la calidad y el rendimiento académico de los estudiantes, dependen en gran medida de la confluencia de variables tan diversas como la disposición de infraestructura, dificultades logísticas, capacitación de docentes y pertinencia de los contenidos. Esta condición de inestabilidad se incrementa en los municipios con población afrodescendiente donde el desempeño académico es preocupante. Con miras a dar solución a esa situación el departamento del Magdalena implementó diferentes actividades para la formación de docentes, tendientes al mejoramiento de la calidad. De igual manera, se habilitaron espacios de reflexión para directivos docentes y se diseñaron algunas herramientas pedagógicas. Las Secretarías de Educación de los departamentos de Atlántico, La Guajira y Magdalena cuentan con instancias encargadas de dinamizar los programas de etnoeducación en municipios con población afrodescendiente. En Bolívar, existe una experiencia pionera de innovación en este campo, adelantada por iniciativa comunitaria en San Basilio de Palenque. A través de la creación de un método particular denominado consulta a la memoria colectiva la comunidad ha logrado la reproducción y proyección de la cultura propia, apoyándose en la reconstrucción de la historia general y local, en el rescate de la lengua palenquera y en el fortalecimiento de las relaciones internas y externas. Esta tentativa abrió las puertas para dar inicio a un proceso educativo innovador en otras localidades rulares del departamento, entre las que sobresalen el trabajo de recuperación histórica y cultural en Arroyo Hondo, Hato Viejo, María La Baja, Río Viejo y en varias escuelas y colegios de Cartagena. En Magdalena y Sucre, concretamente en la localidad de San Onofre, existen colegios que adelantan programas etnoeducativos. Contextos urbanos como Barranquilla, Cartagena y Santa Marta, también cuentan con este tipo de experiencias. El acceso de afrocaribeños a las instituciones de educación superior existentes en el litoral Caribe es en extremo reducido. En Córdoba, por ejemplo, solamente ingresa el 16% de la población que está en condición de hacerlo, aunque el departamento cuenta con 15 universidades. En Cesar, de las trece universidades presentes, sólo la Universidad Popular hace presencia en las comunidades afrodescendientes, concretamente en la población de Tamalameque. En Sucre y Bolívar el ingreso de jóvenes descendientes de africanos a la formación universitaria es relativamente bajo; a la Universidad de Cartagena en el año 2001 entraron 124 estudiantes de los municipios que tienen población afrocolombiana. Por otra parte, en las universidades radicadas en La Guajira, Atlántico y Magdalena no se ha dado impulso a los programas de etnoeducación, con énfasis en la problemática de esta población. En el Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina la educación ha sido una fortaleza que ha caracterizado a la comunidad. De acuerdo con los datos de la oficina de planeamiento de la Secretaría de Educación de San Andrés, existen en el departamento 48 establecimientos educativos de básica y media. El censo piloto encontró que en la población de cinco y más años el analfabetismo era de 2.5% y para los de 18 y más del 1%, porcentajes bastante inferiores a los del resto del país. Se estableció además que de la población entre 3 y 18 años, el 80% asiste a algún establecimiento educativo, el 14% no asiste y el 8% no informó. Si analizamos detenidamente los indicadores contemplados en este punto, se esperaría que la situación de la educación en ese departamento en relación con el resto del país fuera privilegiada. Sin embargo, al comparar los resultados de los alumnos tanto los egresados del 11º grado como los resultados de las pruebas “Saber”, se evidencia que el Departamento se ubica en los niveles más bajos. Por tanto, el problema no es el cubrimiento sino la calidad de la educación. En el litoral Pacífico colombiano la educación presenta diferentes indicadores que dependen de la zona de la cual se esté tratando. En el Chocó, por ejemplo, en el año 2001, había una población en edad escolar de 160.999 habitantes, de los cuales el 52% vivían en áreas urbanas y el 48% en rurales. De ellos, el 25% estaban por fuera del sistema educativo. La matricula en básica primaria era de 78.680 niños; el 41.7% pertenecientes al sector urbano y el 58.3% al rural. En básica secundaria y media vocacional la cantidad de estudiantes matriculados disminuye en ambos sectores; en 34.6% para el urbano y en 92.9% para el rural, lo cual significa que hay una alta deserción escolar en la transición entre los diferentes niveles de escolaridad. En el ámbito departamental, existían 945 planteles de básica primaria, de estos el 16.2% estaban en zonas urbanas y el 83.8% en rurales. Había 113 establecimientos de básica secundaria y media vocacional; el 72.6% urbanos y 27.4% rurales. Por otra parte, el sector oficial atendía el 92% de la población matriculada. En poblaciones de la zona centro-sur de la costa Pacífica como Barbacoas, El Charco, La Tola, Magui, Mosquera, Olaya Herrera, Francisco Pizarro, Roberto Payan, Santa Bárbara, Tumaco, Guapi, López, Timbiquí y Buenaventura, el total de analfabetas representan el 42.2, 48, 39.9, 40.8, 37.9, 39.8, 36.4, 60.5, 41.6, 30.9, 33.6, 40.6, 36.4 y 17%, respectivamente. En esta zona existen hogares infantiles del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar que intentan tener cubrimiento sobre el área urbana y rural. Sin embargo, estas instituciones no cumplen con funciones educativas en el sentido estricto de la palabra. Las escuelas de básica primaria del sector rural funcionan con muchas dificultades por falta de locaciones, infraestructura en servicios sanitarios y material didáctico. La educación media se imparte, específicamente, en las zonas urbanas, lo cual afecta a los jóvenes estudiantes de sectores rurales que deben realizar largos recorridos hasta los centros urbanos. Además, el nivel de básica secundaria y media vocacional presenta déficit en la planta profesoral. Por otra parte, los Ministerios del Medio Ambiente y Educación han colaborado en la consolidación de programas de etnoeducación que venían adelantando diversas organizaciones comunitarias afrodescendientes, tales como la Asociación de Comadronas de El Charco en Nariño, el Colegio Etnoeducativo de Puerto Saija en el Cauca, el Colegio San José de Guapi y el Instituto Matia Mulamba en Buenaventura.Asimismo, diversas universidades del sector público y privado hacen presencia en Buenaventura, Tumaco, Guapi y Bahía Solano con programas profesionales y tecnológicos. Cali cuenta con una población escolar de 533.888 habitantes entre los 3 y 17 años de edad. La cobertura en básica primaria significa el 44.4% y la de secundaria el 41.1%. Del total de población en edad de escolaridad, el 24.1% no está inmerso en el sistema educativo. Se presume que los excluidos están concentrados en las comunas periféricas de estratificación baja, donde hay un predominio del sector privado en la prestación del servicio. El porcentaje de jóvenes afrocolombianos que están por fuera del sistema educativo no se ha podido determinar, pero se sospecha que es significativo. Por otra parte, en el nivel superior de educación se observa un aumento notorio de gente afrocolombiana en las universidades públicas y privadas, que hoy día albergan organizaciones estudiantiles de esa población. La situación educativa en Medellín es preocupante; hay un 13.3% de analfabetismo. El 49.7% del total de la población ha cursado la básica primaria. Los estudiantes que acceden a la educación superior sólo representan el 1.5%. Existen 510 estudiantes afro antioqueños matriculados en las universidades públicas y privadas de la ciudad. El Icetex asignó créditos educativos a 261 personas pertenecientes a esas comunidades; esos prestamos son condonables siempre y cuando los beneficiarios ejecuten proyectos de investigación que incluya a la población afrodescendiente de la ciudad. El analfabetismo entre los habitantes afrobogotanos es más bien reducido. De una muestra de 533 personas, el 94% sabían leer y escribir. De éstos, el 30% habían iniciado la básica primaria, el 44.3% la secundaria y el 14.3% la educación superior. El 28.2%, adelantaron cursos de capacitación o aprendizaje. Hoy día, el 35.4% asisten a un centro educativo. Sin embargo, si se compara el nivel educativo de los bogotanos en su totalidad con aquel de los afrodescendientes se observa que mientras el nivel de escolaridad en los primeros llega a 10.2 años, en los segundos sólo alcanza a 6.4%. población bogotana no completó la educación secundaria, al 60% de los afrocolombianos les sucedió lo mismo. Estas dos diferencias podrían estar indicando una exclusión escolar que refleja patrones de discriminación.564"

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