viernes, 7 de octubre de 2011

VIDEO

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LA EDUCACION AFROCOLOMBIANA

En el litoral Caribe los índices de analfabetismo son considerablemente altos. En los departamentos de Cesar, Córdoba, Guajira y Sucre alcanzan el 25.4, 31, 20 y 33%, respectivamente. En Guajira la cifra está por encima de la media nacional y la de Sucre representa la más alta del país. Esta situación de analfabetismo generalizado es mayor entre los habitantes pobres de los municipios afrocaribeños en los que llega a niveles insospechados, como en el Cesar donde es del 45%. La cobertura educativa en los distintos niveles del sistema educativo de los departamentos del litoral Caribe no es del todo aceptable. En Cesar, por ejemplo, el acceso a la educación primaria es del 79.9% y del 45% en secundaria. Córdoba presenta bajo acceso en todos los niveles de escolaridad, los adultos que terminaron básica primaria significan un 35% y un 47% los que no, los jóvenes que entran a la básica secundaria son el 28% y a la media vocacional el 5.9%. En La Guajira, el ingreso a la básica primaria es del 77% y del 60.5% a la básica secundaria. El ingreso a básica primaria en sectores urbanos del departamento de Sucre es del 77.8 y del 28% en zonas rulares. Bolívar tiene en básica primaria una cobertura relativamente alta; no sucede lo mismo con básica secundaria ni con media vocacional, generándose, por tanto, grandes niveles de deserción estudiantil. La situación educativa en las pequeñas localidades de afrodescendientes del litoral Caribe no es mejor que la del resto de la población de la región. El sistema se caracteriza por altas tasas de deserción y repitencia, poca cobertura en los dos niveles básicos y por la fragilidad del conjunto en la formación integral de los jóvenes. Entre las comunidades del Cesar, por ejemplo, la cobertura es tan sólo del 5%. En Bolívar, localidades como María la Baja presentan altos niveles de deserción educativa. Los problemas del sistema educativo de la costa Caribe colombiana, que afectan la calidad y el rendimiento académico de los estudiantes, dependen en gran medida de la confluencia de variables tan diversas como la disposición de infraestructura, dificultades logísticas, capacitación de docentes y pertinencia de los contenidos. Esta condición de inestabilidad se incrementa en los municipios con población afrodescendiente donde el desempeño académico es preocupante. Con miras a dar solución a esa situación el departamento del Magdalena implementó diferentes actividades para la formación de docentes, tendientes al mejoramiento de la calidad. De igual manera, se habilitaron espacios de reflexión para directivos docentes y se diseñaron algunas herramientas pedagógicas. Las Secretarías de Educación de los departamentos de Atlántico, La Guajira y Magdalena cuentan con instancias encargadas de dinamizar los programas de etnoeducación en municipios con población afrodescendiente. En Bolívar, existe una experiencia pionera de innovación en este campo, adelantada por iniciativa comunitaria en San Basilio de Palenque. A través de la creación de un método particular denominado consulta a la memoria colectiva la comunidad ha logrado la reproducción y proyección de la cultura propia, apoyándose en la reconstrucción de la historia general y local, en el rescate de la lengua palenquera y en el fortalecimiento de las relaciones internas y externas. Esta tentativa abrió las puertas para dar inicio a un proceso educativo innovador en otras localidades rulares del departamento, entre las que sobresalen el trabajo de recuperación histórica y cultural en Arroyo Hondo, Hato Viejo, María La Baja, Río Viejo y en varias escuelas y colegios de Cartagena. En Magdalena y Sucre, concretamente en la localidad de San Onofre, existen colegios que adelantan programas etnoeducativos. Contextos urbanos como Barranquilla, Cartagena y Santa Marta, también cuentan con este tipo de experiencias. El acceso de afrocaribeños a las instituciones de educación superior existentes en el litoral Caribe es en extremo reducido. En Córdoba, por ejemplo, solamente ingresa el 16% de la población que está en condición de hacerlo, aunque el departamento cuenta con 15 universidades. En Cesar, de las trece universidades presentes, sólo la Universidad Popular hace presencia en las comunidades afrodescendientes, concretamente en la población de Tamalameque. En Sucre y Bolívar el ingreso de jóvenes descendientes de africanos a la formación universitaria es relativamente bajo; a la Universidad de Cartagena en el año 2001 entraron 124 estudiantes de los municipios que tienen población afrocolombiana. Por otra parte, en las universidades radicadas en La Guajira, Atlántico y Magdalena no se ha dado impulso a los programas de etnoeducación, con énfasis en la problemática de esta población. En el Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina la educación ha sido una fortaleza que ha caracterizado a la comunidad. De acuerdo con los datos de la oficina de planeamiento de la Secretaría de Educación de San Andrés, existen en el departamento 48 establecimientos educativos de básica y media. El censo piloto encontró que en la población de cinco y más años el analfabetismo era de 2.5% y para los de 18 y más del 1%, porcentajes bastante inferiores a los del resto del país. Se estableció además que de la población entre 3 y 18 años, el 80% asiste a algún establecimiento educativo, el 14% no asiste y el 8% no informó. Si analizamos detenidamente los indicadores contemplados en este punto, se esperaría que la situación de la educación en ese departamento en relación con el resto del país fuera privilegiada. Sin embargo, al comparar los resultados de los alumnos tanto los egresados del 11º grado como los resultados de las pruebas “Saber”, se evidencia que el Departamento se ubica en los niveles más bajos. Por tanto, el problema no es el cubrimiento sino la calidad de la educación. En el litoral Pacífico colombiano la educación presenta diferentes indicadores que dependen de la zona de la cual se esté tratando. En el Chocó, por ejemplo, en el año 2001, había una población en edad escolar de 160.999 habitantes, de los cuales el 52% vivían en áreas urbanas y el 48% en rurales. De ellos, el 25% estaban por fuera del sistema educativo. La matricula en básica primaria era de 78.680 niños; el 41.7% pertenecientes al sector urbano y el 58.3% al rural. En básica secundaria y media vocacional la cantidad de estudiantes matriculados disminuye en ambos sectores; en 34.6% para el urbano y en 92.9% para el rural, lo cual significa que hay una alta deserción escolar en la transición entre los diferentes niveles de escolaridad. En el ámbito departamental, existían 945 planteles de básica primaria, de estos el 16.2% estaban en zonas urbanas y el 83.8% en rurales. Había 113 establecimientos de básica secundaria y media vocacional; el 72.6% urbanos y 27.4% rurales. Por otra parte, el sector oficial atendía el 92% de la población matriculada. En poblaciones de la zona centro-sur de la costa Pacífica como Barbacoas, El Charco, La Tola, Magui, Mosquera, Olaya Herrera, Francisco Pizarro, Roberto Payan, Santa Bárbara, Tumaco, Guapi, López, Timbiquí y Buenaventura, el total de analfabetas representan el 42.2, 48, 39.9, 40.8, 37.9, 39.8, 36.4, 60.5, 41.6, 30.9, 33.6, 40.6, 36.4 y 17%, respectivamente. En esta zona existen hogares infantiles del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar que intentan tener cubrimiento sobre el área urbana y rural. Sin embargo, estas instituciones no cumplen con funciones educativas en el sentido estricto de la palabra. Las escuelas de básica primaria del sector rural funcionan con muchas dificultades por falta de locaciones, infraestructura en servicios sanitarios y material didáctico. La educación media se imparte, específicamente, en las zonas urbanas, lo cual afecta a los jóvenes estudiantes de sectores rurales que deben realizar largos recorridos hasta los centros urbanos. Además, el nivel de básica secundaria y media vocacional presenta déficit en la planta profesoral. Por otra parte, los Ministerios del Medio Ambiente y Educación han colaborado en la consolidación de programas de etnoeducación que venían adelantando diversas organizaciones comunitarias afrodescendientes, tales como la Asociación de Comadronas de El Charco en Nariño, el Colegio Etnoeducativo de Puerto Saija en el Cauca, el Colegio San José de Guapi y el Instituto Matia Mulamba en Buenaventura.Asimismo, diversas universidades del sector público y privado hacen presencia en Buenaventura, Tumaco, Guapi y Bahía Solano con programas profesionales y tecnológicos. Cali cuenta con una población escolar de 533.888 habitantes entre los 3 y 17 años de edad. La cobertura en básica primaria significa el 44.4% y la de secundaria el 41.1%. Del total de población en edad de escolaridad, el 24.1% no está inmerso en el sistema educativo. Se presume que los excluidos están concentrados en las comunas periféricas de estratificación baja, donde hay un predominio del sector privado en la prestación del servicio. El porcentaje de jóvenes afrocolombianos que están por fuera del sistema educativo no se ha podido determinar, pero se sospecha que es significativo. Por otra parte, en el nivel superior de educación se observa un aumento notorio de gente afrocolombiana en las universidades públicas y privadas, que hoy día albergan organizaciones estudiantiles de esa población. La situación educativa en Medellín es preocupante; hay un 13.3% de analfabetismo. El 49.7% del total de la población ha cursado la básica primaria. Los estudiantes que acceden a la educación superior sólo representan el 1.5%. Existen 510 estudiantes afro antioqueños matriculados en las universidades públicas y privadas de la ciudad. El Icetex asignó créditos educativos a 261 personas pertenecientes a esas comunidades; esos prestamos son condonables siempre y cuando los beneficiarios ejecuten proyectos de investigación que incluya a la población afrodescendiente de la ciudad. El analfabetismo entre los habitantes afrobogotanos es más bien reducido. De una muestra de 533 personas, el 94% sabían leer y escribir. De éstos, el 30% habían iniciado la básica primaria, el 44.3% la secundaria y el 14.3% la educación superior. El 28.2%, adelantaron cursos de capacitación o aprendizaje. Hoy día, el 35.4% asisten a un centro educativo. Sin embargo, si se compara el nivel educativo de los bogotanos en su totalidad con aquel de los afrodescendientes se observa que mientras el nivel de escolaridad en los primeros llega a 10.2 años, en los segundos sólo alcanza a 6.4%. población bogotana no completó la educación secundaria, al 60% de los afrocolombianos les sucedió lo mismo. Estas dos diferencias podrían estar indicando una exclusión escolar que refleja patrones de discriminación.564"

ESTADISTICAS DE LA POBLACION AFROCOLOMBIANA






La población afrocolombiana, corresponde al 26% aproximadamente de la población nacional, más de 10.562.519 millones de personas; el 30% de esta población vive en el Chocó Biogeográfico, más del 50% reside en la zona rural, y un 45% aproximadamente viven en las grandes y medianas ciudades, en los barrios marginados; un porcentaje mínimo vive en condiciones satisfactorias.
A partir de los años 40 se ha presentado una oleada de migraciones del campo a las ciudades. Este fenómeno se debe a cuatro causas fundamentales: búsqueda de trabajo, baja rentabilidad de las actividades productivas, menoscabo de la seguridad alimentaría, el desplazamiento forzoso ocasionada por la violencia de los grupos alzados en armas, la violencia común, las masacres y el estudio.
El 80% de los afro colombianos viven por debajo de la línea de pobreza absoluta, posee el mayor coeficiente de desigualdad de distribución de los ingresos, el 74% recibe salarios por debajo del mínimo legal, el Índice de Desarrollo Humano es de 0.66 que es el más bajo de la población colombiana, bajísimo índice de telecomunicaciones, alto índice de desempleo en la zona rural y urbana, bajo nivel institucional en el ámbito nacional departamental y municipal, y bajo nivel de las instituciones que apoyan el desarrollo específico de las comunidades afrocolombianas.
El Índice de Pobreza Humana, que representa defunciones de menores de 40 años, analfabetas de 15 años y más, las condiciones de vida (sin acueducto, sin servicios de salud, desnutrición global, etc.) es del 10.4% en Latinoamérica, Colombia ocupa el puesto 11, por debajo de Uruguay, Costa Rica, Cuba y chile. Esta posición denigrante está relacionada directamente con el estado de subdesarrollo que vive la cuarta parte de la población colombiana, representada en los pueblos afrocolombianos.


DIALECTOS AFROCOLOMBIANOS


 Por ejemplo el costeño campesino, pronuncia, al comienzo de la palabra, la c como si fuera una k; este rasgo se detecta fácilmente en zonas urbanas lacustres y rurales, y se dice que su origen es africano. Otra característica muy común a lo largo de la costa pacífica, y que se le atribuye a la influencia africana, es la noble negación o doble adverbio enfático: "usted no lo dijo, no", "eso ya se lo dije, ya".Una palabra muy utilizada en esta región es "chula", para designar una especie de rana. Según investigaciones en la zona, este término tiene su origen en una lengua del Congo.Otros aspectos linguísticos que se discuten pueden tener origen africano es la alteración en la pronunciación de las letras "d" y "r". Por eso es muy común oír expresiones como "cansaro", "cuñara", "pícado" o "se mudió". En el dialecto de la Costa Pacífica se encuentran palabras como candonga, burundanga, susunga (colador hecho de calabazo), guango (cantidad, grupo de algo), caguinga (cuchara grande hecha de madera), ñanguita (forma de amenaza), chaí (maloliente), choh (muletilla), ñapa y pite, todas ellas con un posible origen africano.   Apellidos muy comunes como Mina, Popó, Yorí, Luango, Viáfara y Carabalí, entre otros , conforman el legado africano actual


COMUNIDADES


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Están compuestas por diver­sos grupos de descendientes de africanos esclavizados traídos a América desde la Época de la Conquista y la Colonia española.

A través de los años, unos poblaron el litoral de la Re­gión del Pacífico, en los de­partamentos de Chocó, Valle del Cauca, Cauca y Nariño; otros, poblaron algunos luga­res de la Región del Caribe como Santa Marta, Riohacha, Tolú y el Darién y algunos, el departamento de San An­drés, Providencia y Santa Catalina.

Esta población también se encuentra ubicada en las re­giones cálidas de los valles de los ríos Magdalena, Cau­ca, San Jorge, Sinú, Cesar, Atrato, San Juan, Baudó, Patía y Mira.
Los grupos afrocolombianos presentan rasgos culturales africanos que varían dependiendo de las características climáticas y geográficas del territorio que habitan y de la influencia de otros grupos humanos que ocupan el mis­mo espacio.

Veamos algunos de ellos:
 AFROCARIBEÑOS
(Afrocolombianos de la región Caribe y sus manifestaciones culturales)

En la costa Caribeña, las tradiciones africanas se han mezclado con ras­gos culturales indígenas, mestizos y sirio-libaneses. De tal manera, que la cultura de esta región proviene de múltiples raíces que se pueden apre­ciar en la música, los rituales religio­sos, las costumbres alimenticias y la literatura.

 AFROANTIOQUEÑOS

(Afrocolombianos del Urabá antioqueño en una plantación de plátano)



Los afroantioqueños habitaron inicialmente la zona minera de Antioquia, pero han migrado a otros municipios en los últimos cien años. Sus costumbres es­tán muy influenciadas por las dinámicas culturales y econó­micas de los paisas.


AFROCHOCOANOS












En el departamento del Chocó, se encuentra un grupo con costum­bres distintas a las del grupo Raizal, pues habitan un contexto geográ­fico distinto y se han visto influenciado por las comunidades indíge­nas de la región.

GASTRONOMIA

cocina africana1

El arte de cocinar es parte notable de la identidad de los pueblos afrocolombianos. La sazón de la comida de los litorales y de los valles en donde habitan se destaca por la fina mezcla de aromas y sabores combinados con sensibilidad e imaginación. Sus cocinas se engalanan con toda clase de utensilios, elaborados especialmente para cernir, rayar, escurrir, moler, picar, adobar o servir. Bateas, pilones, rallos y susungas danzan entre las manos de las mujeres afrocolombianas para deleitar cada día con sus arroces encocaos, alegrías de millo, quesos fritos, rondones y mil delicias más.
La riqueza vegetal y animal de las regiones habitadas por los pueblos afrocolombianos se refleja en sus dietas cotidianas. Las preferencias culinarias son tan variadas como los mismos ecosistemas en los cuales han desarrollado sus culturas. No obstante esta inmensa cobertura geográfica, ciertos gustos, aromas y modos de preparación son comunes entre la gente afrocolombiana que habita lugares tan distantes entre sí como el Archipiélago de San Andrés, en el Caribe, y Guapa, en la costa Pacífica de Nariño. Permanencias de memorias antiguas, sin duda ligadas al África y al periodo esclavista, en el cual la dieta alimenticia era en buena parte controlada por los amos. Innovaciones e incorporación de productos, sabores y olores adoptados en el contacto con otras poblaciones. Bosques, ríos y mares figuran como los principales escenarios de aprovisionamiento, lo mismo que las tierras cultivadas y los pastizales en donde crece el ganado.
SABORES Y OLORES AFRICANOS
En el África occidental y central, de donde procedía la gente que llegó al puerto de Cartagena de Indias a partir del siglo XVI, predominó la agricultura extensiva, realizada con sofisticados instrumentos de labranza fabricados en hierro. Entre los más importantes estaba la azada, empleada en las labores de tala y quema. También practicaban la irrigación para lograr buenas cosechas en tierras áridas. En muchos casos estas actividades se complementaban con la ganadería. En las mesetas y lagos del África centro-oriental la dieta estaba basada en proteínas provenientes de la carne de animales de la caza y la pesca. También se consumían vegetales y, en las partes periféricas de las tierras bajas y zonas boscosas del África occidental, incluyendo la línea ecuatorial, la dieta se fundamentaba en almidón con suplemento de proteínas de la caza y la pesca.
La base del régimen estaba constituida por tres cereales autóctonos: el mijo, el sorgo y un arroz silvestre, domesticados entre las actuales Nigeria y Senegal tal vez 500 años antes de Cristo. Ellos son responsables de aportar a la dieta glúcidos y prótidos vegetales. Entre las legumbres; los garbanzos y lentejas, así como las calabazas, berenjenas, coles, pepino, cebolla, ajos, y algunas frutas como melones, sandías, tamarindos, granadas, bananos, limones, naranjas y hacia el sur la palma aceitera. El ñame fue domesticado en tres variedades: ñame grande, blanco o de Guinea y el ñame amarillo.
Para endulzar los africanos utilizaban la miel y la caña de azúcar, introducida por los árabes en el siglo XI. Consumían poca sal y, entre las especias, la pimienta y el jengibre. Las grasas más empleadas eran de origen vegetal, provenientes de la palma de aceite y del sésamo o ajonjolí. Como utensilios de cocina, las piedras de moler para majar, los morteros de madera (pilones), cuencos de calabaza, odres, cuchillos de hierro y el empleo de ollas de barro cocido.
Después del descubrimiento de América, el régimen africano también se enriqueció con la introducción de cultivos del suelo americano que, como la yuca, variaron la costumbre del consumo de cereales, la batata y el maíz, alimento básico a los largo de las riberas del río Senegal.

FIESTAS

 Las fiestas son rituales que comunican sentimientos colectivos bien sean de alegría, exaltación, inconformismo o duelo. En primer lugar están las que evocan creencias religiosas. En ellas los pueblos agradecen y piden a sus dioses el favor en las cosechas, en el amor, en la salud y en la prosperidad. Luego están las fiestas llamadas profanas. En ellas se festeja la vida. En estos jolgorios, el cuerpo humano se permite el desenfreno y el goce se convierte en el centro de la celebración. Esta clasificación de las fiestas no debe hacernos perder de vista que la fiesta siempre transita entre lo sagrado y lo profano. Así por ejemplo, el Carnaval de Barranquilla termina el Miércoles de Ceniza. Después de saciar los apetitos del cuerpo, Joselito Carnaval muere y así comienza el periodo de la cuaresma, que invita a la austeridad y al ayuno.
Las fiestas afrocolombianas también pueden ser estudiadas mediante la observación de sus manifestaciones simbólicas e históricas. Los disfraces y las máscaras contienen numerosos símbolos que narran las relaciones sociales, los sueños y los miedos de sus portadores. Así, por ejemplo, la pelea entre cucambas y diablitos, comparsas de los carnavales en el río Magdalena, expresa la lucha entre el bien y el mal. También se han interpretado como representaciones de las rivalidades que tenían lugar entre las diferentes naciones africanas durante la Colonia. Así las rememoraciones sobre sus orígenes africanos se hacen presentes en la fiesta y en las celebraciones religiosas. En la población de Coteje, sobre el río Timbiquí, se lleva a cabo la celebración de la Semana Santa. Las calles del pueblo sirven de escenario para la puesta en escena de los episodios que rodearon la muerte de Jesucristo. Entre los más importantes está su apresamiento. En Coteje esta escena es de gran importancia y en ella aparecen como protagonistas unos personajes llamados Pilatos. Ellos van vestidos con faldas de palma, exhiben un hacha en su mano, una pipa que lanza fuego y llevan todo su cuerpo pintado. Juguetean por todo el poblado pellizcando o asustando a los niños. Si bien esta celebración se enmarca dentro de una fiesta religiosa católica es evidente que sus disfraces y las acciones que realizan los personajes guardan huellas ancestrales que nos remiten a las herencias africanas que aún perviven entre estos pueblos. Las faldas de palma presentan grandes semejanzas con las faldas de rafia utilizadas en las ceremonias africanas. Este traje se luce en múltiples festividades y es un atributo especial que representa a los espíritus de los ancestros. Así el análisis histórico de las celebraciones afrocolombianas y de su parafernalia permite discernir memorias de largo alcance condensadas en un solo evento.

CARNAVAL DE BARRANQUILLA
  
El carnaval es una celebración de la fertilidad, la vida, el goce y el placer. Se caracteriza por quebrantar las normas cotidianas e invertir las jerarquías que ocupan las personas dentro de sociedad. Las actividades laborales se detienen para dar paso al baile y a la embriaguez por días o incluso semanas. Los atuendos habituales se transforman en disfraces coloridos donde el rico aparece como mendigo, el bello como feo, el rey como esclavo, o el hombre como mujer. El Carnaval de Barranquilla es confluencia de expresiones culturales, síntesis de las tradiciones de los pueblos del río Magdalena. Poblaciones con memorias indígenas que se fueron nutriendo con las tradiciones de las diferentes naciones africanas que llegaron a este región entre el siglo XVI y XIX. Por otra parte, estas poblaciones también heredaron los acervos de inmigrantes europeos que llegaron durante ese mismo periodo. La celebración del pre-carnaval o guacherna anticipa la llegada de la fiesta con un desfile callejero. La gente baila en comparsas al son de instrumentos como la dulzaina, el acordeón, el tambor y la gaita. El 20 de enero es el día de la apertura oficial del carnaval con la lectura de bando. Se trata de los mandatos virreinales del periodo colonial acerca de la manera como debía esenvolverse la fiesta. El domingo siguiente, se realiza la gran parada o desfile de carrozas seguidos de comparsas de danzantes. Ese día también tiene lugar la batalla de las flores. El Carnaval de Barranquilla se ha convertido en la fiesta más importante de Colombia. Durante el siglo XIX, estas festividades representaban la prosperidad económica que generó el mercado del café y el añil. Este mercado atraía extranjeros y nativos de ascendencia indígena o africana que habitaban las riberas del río Magdalena. La primera mención acerca del carnaval es una denuncia por los escándalos que suscitaban las fiestas que fue enviada al virrey Ezpeleta. La celebración de estas fiestas se oficializó en el año de 1876. En ese año la ciudad de Barranquilla y los poblados vecinos acudieron con sus mejores galas en una procesión festiva que duró cuatro días con sus noches. Las influencias africanas en el Carnaval de Barranquilla no son ninguna novedad. En el año de 1693, las autoridades españolas denunciaron las fiestas de tambor que realizaban los cabildos de negros arará y mina. Esos espacios servían para rememorar actividades religiosas de los diferentes grupos humanos africanos. En el año de 1780 las mismas autoridades ordenaron el cierre de los cabildos congos, mandingas y carabalíes, argumentando de nuevo el escándalo que producían sus toques de tambor y sus fiestas.

  Danza de los Congos
 
 Entre las herencias africanas más importantes que aparecen en el Carnaval de Barranquilla se halla la danza de los congos. Se trata de un desfile de hombres divididos en cuadrillas, cubiertos con penachos de flores y plumas con una cola o penca cubierta de mariposas que llega hasta el suelo. Según la antropóloga Nina S. de Friedemann, este atuendo recuerda a los reyes del Antiguo Reino del Kongo, descritos por Fillipo de Pigafetta en 1591. Cada cuadrilla se denomina con un nombre especial como: Torito Ribereño, La Burra Mocha, Toro Negro, Congo Tigre de Galapa. Cada grupo de danzantes tiene una sede o palacio, de la cual parte hacia las calles barranquilleras donde despliegan ritos de enfrentamiento con otras cuadrillas. En las danzas callejeras los congos blanden sables de madera, culebras vivas y vejigas de animales. Estas prácticas y atavíos acompañados con sus respectivos relatos recuerdan las rivalidades entre antiguas naciones africanas que se encontraron en el Nuevo Mundo durante el periodo colonial. En la descripción del año 1693 dejada por las autoridades españolas, se afirma que en ese entonces los africanos colocaban un tablado donde competían entre bandos que se agrupaban según sus antiguos ascendentes africanos. Hoy en día, después de los enfrentamientos rituales, las cuadrillas se organizan en líneas de dos en dos para desfilar alrededor de las carrozas en la Batalla de las Flores y en la Gran Parada. Además de desfilar, los congos se congregan para rememorar las historias de sus antepasados africanos y la vida en sus antiguas naciones. Estas narraciones mantienen la fuerza de la expresión oral, práctica de gran importancia para las poblaciones afrocolombianas. Mediante la oralidad se ejercita le memoria colectiva, se rememora la historia y se consolida sentido de identidad y pertenencia entre los descendientes de los africanos en esa región del país.

Fauna Danzante
fiestas en colombia
Caimanes, elefantes y tigres de origen africano conviven con culebras, pájaros, toros y burros americanos. Personajes enmascarados hacen vibrar a todos los caseríos del río Magdalena hasta que llegan a Barranquilla en donde realizan paradas fantásticas que imitan los atributos del animal. La procedencia africana de esta fauna danzante aparece en las máscaras que representan a personajes como la marimonda. Se trata de una figura enmascarada en forma de capuchón que se desliza sobre la cabeza. Tiene grandes orejas y una trompa muy larga. Aunque los pobladores de la región la llaman mono, sus características morfológicas corresponden a las de un elefante. Su carácter es irónico e insolente, siempre busca perturbar. Es uno de los personajes más antiguos del carnaval y, según relatan sus protagonistas, era utilizado por las personas que no tenían dinero para hacerse a un disfraz. Pero no sólo la forma exterior del disfraz permite asociar a la marimonda con un elefante. Según Nina S. de Friedemann, entre las tradiciones cameruneses de los bagami, bamum, doala y bamileke hay máscaras muy parecidas que representan al elefante africano. De ahí que sea susceptible suponer que la marimonda sea una representación de este importante animal que viajó desde África hacia las costas caribeñas colombianas.

CARNAVAL ANDINO DE BLANCOS Y NEGROS (FIESTA DE REYES Carnaval de Barrabquilla-foto_Erika Cabrera

La celebración antes conocida como la Fiesta de Blanquitos y Negritos tiene sus raíces en los autos sacramentales que se realizaban en el mundo cristiano como recordatorio de la Epifanía y la visita de los Reyes Magos a Jesús recién nacido. La conmemoración de origen ibérico se nutrió con los aportes de las culturas aborígenes americanas y africanas durante la conquista y la Colonia. Este tradicional festejo del sur del país está relacionado con la sublevación que protagonizaron los africanos esclavizados de la población antioqueña de Remedios la cual llenó de pánico a las autoridades. Este acontecimiento repercutió en las provincias del sur de la Nueva Granada, cuyos esclavizados exigieron un día de descanso. El rey de España por Cédula Real, concedió el 5 de enero como la fecha única del año en la cual los esclavizados podrían gozar de relativa libertad. Al enterarse se lanzaron a las calles danzando al son de la música africana. Según las crónicas, para el 6 de enero de 1880 se paseaban por las calles de la ciudad un rey negro, un rey indio y un rey blanco montados a caballo, haciendo un homenaje a Jesús recién nacido, acompañados de música y cortejos. Tiempo después se incorporaron nuevos certámenes que hicieron de esta fiesta, el carnaval más grande del sur del país. La antesala al carnaval comienza con la novena de aguinaldos que reúne a las familias para recordar el proceso de concepción y nacimiento de Jesús. Esta novena se lleva a cabo entre el 16 y el 24 de diciembre. El 28 de diciembre se celebra el día de los Santos Inocentes. El 5 de enero comienza el carnaval. Ese día se conmemora el día de negritos. El rasgo fundamental de la fiesta es el "tizne de negritos". En él, los pastusos salen a las calles con betún o con trozos de carbón pintando de negro a las mujeres, hombres, amigos y enemigos. Al siguiente día, 6 de Enero se festeja el día de los blanquitos lanzando polvo blanco o talco en la cara de los transeúntes desprevenidos. Los dos días se distinguen por la música de bandas que recorren las calles, desfiles de carrozas con gigantescas figuras de movimiento, comparsas, murgas y disfraces tales como el condenado a muerte, la novia bandonada, el jugador expulsado, el deudor hipotecario, el culebrero intoxicado, el soldado herido del Grupo Cabal o el santo cachón. Noticias provenientes de otros lugares de América dan testimonio de celebraciones que bajo el pretexto de conmemorar el Día de Reyes, ejercitan prácticas políticas provenientes del continente africano. Según Fernando Ortiz, los cabildos de las naciones africanas realizaban en La Habana la elección de su rey en la fiesta del Día de Reyes. En el cabildo Congo se congregaba una junta de tres días de vela. También se hacían ceremonias en honor a san Antonio a quien ofrendaban con comida. El 6 de enero se escogía al salí (rey), teniendo en cuenta su entú (talento). El mismo día, salía el rey ataviado con trajes y adornos propios del ejército español y sosteniendo un bastón como símbolo de su autoridad. Los súbditos le seguían vistiendo sus mejores galas y realizando desfiles y danzas al son del tambor africano. FIESTA DE CORPUS CHRISTI Tiene su origen en los autos sacramentales, que eran representaciones teatralizadas del evangelio y de ciertos pasajes del Antiguo Testamento. Esta práctica fue muy corriente durante la Colonia. Con ella se pretendía evangelizar a las personas que no sabían leer. El objetivo fundamental de los autos sacramentales era dar a conocer los dogmas de la fe católica en América. La fiesta del Corpus se celebra en solsticio de verano, fecha en la cual se cierra el ciclo de siembra y cosecha. Según los expertos, la celebración cristiana se superpuso a otras de origen grecorromano, pero también a las fiestas que, por el mismo motivo, celebraban los indígenas americanos y la gente africana que llegó al Nuevo Mundo. En 1564, fray Cristóbal Torres, quien se desempeñaba como arzobispo en la Nueva Granada, describió cómo una procesión escenificada recorría las calles de Santa Fe. Esta procesión estaba encabezada por el alto clero y los dignatarios de la corona. Estos nobles eran seguidos por los indígenas quienes al ritmo de sus danzas ofrecían los productos de la tierra. Luego aparecían las cofradías de negros, quienes aprovechaban el rezo a las almas del purgatorio para rendir culto a sus ancestros africanos.

FIESTAS DEL DIABLO 
Danza de los Congos

[/caption] La figura del diablo ha sido fundamental en la historia de las culturas afroamericanas. Durante le periodo colonial, sus festejos de tambor, danzas y prácticas curativas siempre fueron asociadas al demonio. Como una estrategia simbólica de resistencia, la gente africana se apropio de esa imagen para enmascarar ritos y personajes propios de sus lugares de origen, manteniendo así la fuerza de sus tradiciones. De este modo, la demonización, estigma que les cerró las posibilidades de ascenso social, educación o trabajo fue utilizada de manera estratégica por los esclavizados para preservar diferentes aspectos de sus culturas ancestrales. El diablo y sus acciones han sido símbolo de resistencia entre los pueblos afroamericanos. Aparece en máscaras, relatos, carrozas y disfraces. Desde tiempos coloniales, los misioneros que visitaron la costa pacífica afirmaban que los instrumentos musicales de los esclavizados eran el propio demonio y bailar al son de los mismos fue considerado como un acto satánico. Estas acusaciones fueron lanzadas contra la marimba de chonta y contra la danza del currulao característica de esa región. Pero la fiesta más legendaria en honor al demonio es el Carnaval del Diablo en Riosucio (Caldas). Según Ángela Pérez, esta ciudad fue fundada en 1819 por la unión de dos reales de minas: Quiebralomo, conformado por mineros africanos, y La Montaña, habitado por indígenas embera. El poblado conservó su antigua división, de tal manera que La Montaña ocupó la parte baja con una plaza propia consagrada a la Virgen de la Candelaria. Quiebralomo tomó la parte alta adoptando a san Sebastián como su santo patrono. En el año de 1846 se decretó la supresión de los distritos originales y se creó Riosucio. Alimentándose de las tradiciones culturales de españoles, indígenas y africanos nació el carnaval que comienza el día 28 de diciembre – Día de los Inocentes– y termina el 6 de enero, Día de Reyes. Esos días transcurren entre desfiles callejeros, pólvora, poesía, danza y alcohol hasta el cansancio. El día más importante es el 4 de enero cuando la gran estatua del diablo se sienta en su trono rodante y comienza el desfile triunfal por las calles del poblado. Lo sigue un cortejo de personajes disfrazados, la chirimía, las cuadrillas de oradores que relatan la tradición de su gente y denuncian los problemas sociales; por supuesto acompañados de los polvoreros de Supía. Del otro lado del pueblo, los matachines sobre un tablado, esperan la llegada de su majestad. Cuando el diablo llega, comienza un duelo de palabras donde ambos bandos descargan sus inconformidades. Es una larga ceremonia literaria donde el pueblo ejercita su memoria colectiva. Los días siguientes, son ocupados por las comparsas y los bailes de la chicha. Entre las prácticas de ascendencia africana que aún están vigentes en ese carnaval, podemos resaltar todas las destrezas alrededor de la oralidad. Las cuadrillas de oradores constituidas por demonios y matachines en oposición constante, relatan la historia de la ciudad, de los personajes míticos de la región. Este aspecto convierte la fiesta en una evocación del pasado y en una manifestación del inconformismo de estos pueblos descendientes de mineros de origen africano. Es posible encontrar ese doble atributo de la oralidad como denuncia y remembranza colectiva entre las sociedades del África que abastecieron los mercados negreros de lo que hoy es Colombia
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 FIESTA DE SAN PACHO
Fauna danzante

 La primera noticia sobre esta fiesta data de 1648. En ella se relata que una comisión de misioneros franciscanos llegó al Pacífico colombiano llevando una imagen de san Francisco de Asís. La comisión tenía el propósito de pacificar a los indios y allanar las rutas de oro del Chocó. El lugar estaba poblado por los indígenas citaraes con quienes los franciscanos organizaron una procesión de balsas la cual estuvo encabezada por la imagen del santo. El 28 de agosto el mismo año los indígenas fueron a saludar la imagen vistiendo atavíos insólitos para los misioneros: tocados, collares y pintura corporal. Además le crecieron pescados y frutas. En el afán de fortalecer la misión, los franciscanos pretendieron levantar una iglesia a orillas del río Atrato cuyo patrono sería san Francisco de Asís. Sin embargo, en 1684 los indígenas asesinaron a algunos de los misioneros y quemaron ese primer poblado. No obstante, ellos no eran los únicos pobladores del lugar. Para 1670 habían llegado nuevos conquistadores; eran los aventureros que, en la búsqueda incansable del oro, llevaban consigo cuadrillas de esclavos que servirían como mano de obra a las labores de extracción del oro. De este modo san Francisco de Asís se convirtió en el santo patrono del recién fundado pueblo de Quibdó. La acogida de este santo por parte de la población esclavizada no se hizo esperar. Desde los primeros años la celebración del día patronal se convirtió en la festividad más grande del lugar. En uncomienzo, esa celebración tuvo un carácter sagrado en el sentido de conmemorar, recordar y homenajear al santo. Para esto se realizaba una procesión de la imagen que se paseaba por los diferentes barrios de la ciudad, como recordatorio de los primeros recorridos del san Pacho que viajaba visitando los caseríos a lo largo del río. En la actualidad al carácter sagrado de esta fiesta se le suma uno carnavalesco que tiene su origen en las fiestas de diciembre y enero que, como el carnaval de Barranquilla, festejan en Quibdó el advenimiento del nuevo año. La fiesta de San Pacho también está compuesta por desfiles de comparsas que recorren los diferentes barrios con el fin de competir y denunciar las necesidades prioritarias de los pobladores. Al son de la chirimía chocoana compuesta por clarinete, platillos, tambor alegre o redoblante (requinta), tambora, bombardino y saxofón se realizan danzas en honor al santo. De esta manera, el baile y la fiesta se convierten en un medio para reclamar mejores condiciones de vida. El festejo patronal esta constituido por una procesión religiosa que conduce la imagen del santo por toda la ciudad, hasta llegar a la catedral de Quibdó donde se realiza una larga ceremonia en homenaje a San Pacho. REINADO NACIONAL DE BELLEZA A lo largo de la historia nacional la participación de la mujer afrocolombiana ha sido destacada no solo en la conservación y difusión del patrimonio material e inmaterial de su cultura sino que además ha participado activamente en la vida política regional y nacional. En los años recientes vale la pena destacar la figura de Piedad Córdoba, actual senadora de la república quien ha participado activamente en la reivindicación de los derechos étnicos y territoriales de los pueblos afrocolombianos. El reinado que se celebra en Cartagena el 11 de noviembre remplazó la fiesta cívica de la ciudad donde las calles eran recorridas por comparsas que evocaban los antiguos cabildos de negros. El centro de la fiesta estaba constituida por comitivas que desfilaban y danzaban, al ritmo de los tambores. Algunas comparsas venían del Palenque de San Basilio cuyos participantes hacían un recorrido hasta Cartagena agrupados en comparsas. Lo más particular es que las comparsas estaban conformadas por cuadros o grupos de edad que reflejan la organización política de los descendientes de cimarrones. Esta forma de organización social y de gestión de la vida pública guarda estrecha relación con tradiciones comparables en África. En medio de la celebración se animaban antiguas disputas entre gente africana de diversos orígenes. Estas contiendas se representaban mediante danzas, tambores y hasta riñas directas. También se caracterizaba por la aparición de hombres disfrazados de mujeres pilanderas. Esos hombres bailaban y cantaban balayes, escobas y totumas con los que se pilaba el arroz en los campos. A mediados del siglo pasado, la festividad empezó a transformarse en un reinado de la elite cartagenera, desplazando así el carnaval original hacia los suburbios populares de la ciudad.

SEMANA SANTA EN COTEJE
carnaval andino de blancos y negros

Coteje es una población alejada de las grandes ciudades colombianas, que está ubicada sobre el río Timbiquí (Cauca). Allí la celebración de Semana Santa se ha convertido en una fiesta que ha puesto en escena memorias africanas. Éstas afloran de manera especial cuando se rememora la muerte y resurrección del Mesías católico. El ejemplo más claro de esa africanización de estas creencias y prácticas se halla en las representaciones teatralizadas de los acontecimientos de la Semana Mayor. En el apresamiento de Jesús, aparecen unos jóvenes uniformados con camisetas amarillas, armados con escopetas de madera que recorren el pueblo en una formación militar guiada por el percutir de los cununos. Otros personajes representan a Pilatos. Estos son hombres vestidos de faldas de palma, con el cuerpo pintado de tierra, quienes cargan en su mano un hacha. Su relación es evidente con los atuendos y objetos rituales utilizados en la zona de África centro-occidental, zona de la cual fueron deportadas numerosas personas africanas hacia esta región del Pacífico, entre 1680 y 1740. BALSEADOS DE SANTOS EN EL PACIFICO Las poblaciones ribereñas de la costa Pacífica homenajean a los santos patronos de sus poblados por medio de fiestas que se conocen como balseadas. Las balseadas son procesiones en canoas. Éstas son construidas en troncos ahuecados que, al son del tambor, conducen imágenes católicas a lo largo del río hasta el poblado. Una vez en el poblado, la imagen se ubica en la casa de la familia que, según la tradición, es la encargada de brindar la fiesta para ese año. Junto con el marimbero y los tamboreros, la dueña de casa toma el lugar central de la reunión entonando los primeros alabaos, bailando alrededor de la imagen, y ejecutando los instrumentos musicales tradicionales. Del 1 al 6 de enero se celebra la balseada del Señor del Mar en la desembocadura del río Sanquianga. Las poblaciones de Bocas de Satinga, Mulatos, el Baíto, suben la imagen del nazareno en una canoa que se conduce por el río. La imagen es un Jesús resucitado con los brazos abiertos y túnica marrón, rodeado de flores artificiales. La balsa principal es seguida por otras veinte o treinta cuyos tripulantes entonan alabaos para el santo. Al llegar al poblado, se coloca el santo en un altar en la casa elegida para conducir la fiesta. El coro de mujeres y los músicos forman una conversación rítmica que relatan episodios de la infancia, de las picardías, de la vida familiar de Jesús en una secuencia que va adquiriendo intensidad con el paso de las horas. Los hombres que no interpretan ningún instrumento se sitúan fuera de esa casa para jugar dominó y tomar licor. Esta secuencia puede durar varios días. Otras balseadas de santos se presentan sobre el río San Juan: la población de Tadó festeja a la Virgen de la Pobreza, en Istmina a la Virgen de las Mercedes. Alrededor del río Baudó a San Martín de Porres. A Santa Bárbara y la Virgen de Atocha en el río Timbiquí y a la Virgen de la Inmaculada en las poblaciones cercanas a Guapi. FIESTAS PATRONALES DE SAN ROQUE EN TALAIGUA En el municipio de Talaigua (Bolívar), san Roque es homenajeado durante varios días en un proceso festivo de carácter sagrado y profano a la vez, cuyo punto de unión es rogar al santo por las buenas cosechas, la salud o la abundancia de dinero. La antesala del festejo es la novena al santo, una secuencia de oraciones que se hacen en familia y que preparan el ambiente del poblado para la celebración. La llegada de la banda anuncia el comienzo de la fiesta con el baile de la Gigantona quien es el mismo San Roque transformado. La Gigantona baila recorriendo el pueblo acompañada de pólvora y ron. Luego llega el Día del Santo. La banda de músicos recorre el pueblo desde el amanecer entonando canciones destinadas a homenajear al santo. Esta actividad musical se realiza antes de la celebración de la gran misa en su honor. San Roque, ataviado con sombrero de plata, bastón y calabaza de plata, se posa sobre un anda al costado izquierdo del altar. La eucaristía comienza con la interpretación del himno nacional y continúa con los bautizos, primeras comuniones, matrimonios. Algunos niños se visten como el santo y son los encargados de cumplir las mandas que requiere el santo para cumplir los favores. Antes y después de la celebración los talaigueños relatan los milagros que les ha concedido el santo cuando le rinden los homenajes que él requiere. También se refieren a la transformación de su fervor cuando la imagen de san Roque fue cambiado por uno nuevo y grande. Para los pobladores, el pequeño es el propio, válido y milagroso san Roque, el otro es un simple reemplazo. Varias historias cuentan acerca del oro que tenía esa primera imagen en brazos, manos y calabazos pero que ahora ha desaparecido. Luego de la ceremonia hay carreras de caballos, juegos de azar y mercados ambulantes a donde acude masivamente la población. Mientras tanto, el ritual de tocar al santo convoca a quienes buscan algún favor del mismo. Así, pasan de uno en uno sobándolo con un pañuelo, rozándolo con una vela o con la piel. Al llegar la noche comienza la procesión danzada de san Roque quien se desplaza en andas por las calles principales de Talaigua. El santo aparece iluminado con una media luna de bombillas sobre su cabeza y ramos de flores que rodean sus pies. El entusiasmo festivo crece a cada paso del santo cuya marcha es conducida por la música de la papayera. Esta procesión termina en la iglesia principal del pueblo donde se encienden dos castillos de luces; el rimero alberga la imagen del santo, el segundo, una chalupa. San Roque entra al templo donde es aplaudido y homenajeado con velas multicolores. La celebración continúa en los salones. La papayera se traslada a la tarima ubicada en la plaza central. Mientras espera a los talaigueños que arriban engalanados para la ocasión. Este es un evento de socialización donde las madres desfilan mientras esperan que los parejos pidan un baile con sus hijas. Las danzas que se realizan son la mazurca, el tango, el vals, pasodoble, pasillo, bambuco y corrido. También se realizan los fandangos donde la gente baila alrededor de la papayera, con una vela encendida en la mano. Las casetas de pick-up han ido remplazando la costumbre de los salones y los fandangos, hoy en día los jóvenes se reúnen alrededor de equipos de sonido a escuchar música foránea y a beber cerveza. En esta fiesta el ritmo de la celebración es conducido por la papayera, que sirve como conductor del ánimo colectivo. Primero, sirve como anuncio del inicio de la fiesta (cuando llega al pueblo); luego manifiesta el desenfreno y la alegría durante el recorrido de La Gigantona. Después conduce a un estado de zolemnidad en la misa y permite la procesión danzada con la música clásica.

FESTIVAL DE LA LUNA VERDE EN EL ARCHIPIELAGO DE SAN ANDRES Y PROVIDENCIA
festival luna verde san andres y providencia

] El Festival de la Luna Verde es una celebración que hace visible un modo de ser y celebrar que es propio de la gente afrocaribeña. A pesar de tener un origen reciente, el festival presenta características que relatan la historia de estas Islas. La desaparición absoluta de la presencia indígena, así como la colonización por parte de ingleses que introdujeron africanos para laborar en grandes plantaciones, se manifiestan hoy en día en la cultura sanandresana. El festival se inicia con una excitante marcha que recorre las principales vías de San Andrés al ritmo de tambores marciales que marcan el compás, aprovechado por las huestes de la numerosa banda de percusión para desarrollar coreografías originales. Los ritmos militares son acompañados por pasos de marcha sugeridos por claves de tambor, que varían según el líder que conduzca a la banda militar juvenil. Estos líderes establecen una especie de competencia entre sí cuando, estando al frente de la banda, señalan las marcaciones rítmicas, que el conjunto debe interpretar y trasladar sin perder contacto con el ritmo inmediatamente anterior. Entre tanto, en medio de los miembros de la marcha, se realiza una lucha coreográfica. Estas coreografías tienen su origen en los antiguos juegos de guerra de los guerreros Coromantés de Ghana y los bailes épicos de las coreografías Ashantis, que representan un complejo simbolismo corporal y rítmico. Por la noche se presentan los conjuntos musicales y danzísticos de las Islas. Los tradicionales comprenden los bailes heredados de los bailes salonescos europeos de finales del siglo XIX, como la polca o el chottis. Pero también, hay conjuntos musicales que hacen uso de los instrumentos acústicos radicionales africanos como tambores, la carraca y el caracol. Estos escenarios festivos nos remiten a las jornadas anuales conocidas como Congo Meetings que se practicaban en el secreto abigarrado de la manigua, plantación adentro, durante la colonia. En ellas afluían los represados gritos, bailes, gestos dramáticos y expresiones apisonadas que sucedían a pesar de los esfuerzos británicos por reducir a su mínima expresiónlas reconstrucciones culturales y místicas de los africanos. Como consecuencia directa de los procesos de acción de la cultura colombiana continental desplazada a los territorios insulares, otros elementos musicales han logrado arraigarse relativamente en el Green Moon tales como el vallenato que ha sido introducido por los barranquilleros que han inmigrado a la isla. También se presentan los artistas, venidos de todos los confines del Caribe, representan lo más vivaz y dinámico del actual cosmopolitismo de la música antillana. Entre las influencias más importantes está la de Jamaica que, como la metrópoli inglesa del Caribe, se ha constituido como generadora de caracteres culturales irradiados por el constante intercambio de información sobre costumbres, modas y noticias. Jamaica y Trinidad constituyen las bases de una cultura musical que se extiende por toda la región. Después de la primera guerra mundial muchos jamaiquinos son alistados en el ejército inglés. Los soldados que regresan traen consigo instrumentos musicales como los tambores- "Charles", utilizados en las marchas de combate, trompetines y clarines. La. guitarra (adoptada por el fuerte contacto con la gente afrohispana) y el banjo –viejo instrumento africano, cuyo nombre original es banjor y que fue reconstruido por los africano-americanos de Estados Unidos– ofrecen las posibilidades melódicas, iniciando con ello una transformación rotunda. Es quizás un poco antes de ese momento cuando el Mento se difunde por las islas de habla inglesa y entra en San Andrés y Providencia, con el aporte local que debió adaptar instrumentos precarios pero que mantuvo intacto su contenido, reemplazando los hechos foráneos por sus propias crónicas y comentarios. 

LEY QUE DEFIENDE A LOS AFROCOLOMBIANOS


LEY 70 DE 1993

Reconocimiento de las comunidades negras que han venido ocupando tierras baldías en las zonas rurales ribereñas de los ríos de la Cuenca del Pacífico, de acuerdo con sus prácticas tradicionales de producción, el derecho a la propiedad colectiva. Asimismo, establece mecanismos para la protección de la identidad cultural y los derechos de las comunidades negras como grupo étnico y el fomento de su desarrollo económico y social, para garantizarles que obtengan condiciones reales de igualdad de oportunidades frente al resto de la sociedad

HISTORIA

El término Afrocolombiano se utiliza para denominar a las personas que habitan en Colombia, descendientes de aquellos que fueron traídos como esclavos de África por los colonizadores españoles. Ganaron la libertad en 1851 tras la abolición de la esclavitud en Colombia. Desde su llegada han contribuido enormemente a la cultura del país.
Hacia mediados del siglo pasado la población negra se encontraba en su mayoría en las dos costas: en los departamentos del Pacífico (Chocó, Valle, Cauca y Nariño) y en los de la costa Caribe (Bolívar, Atlántico, Magdalena). En el último medio siglo un sector numeroso de la población negra se ha asentado en las principales ciudades del país.
Los afrodescendientes son entre el 19% y 21% de la población,que es aproximadamente 7'000.000 a 9'000.000 de una población del país que es de 42.888.592 personas.1 Las cifras de autoreconocimiento indican también que un 72% de la población negra se localiza en las cabeceras municipales. Las ciudades con la mayor población negra eran Cali (542.936), Cartagena de Indias (319.373), Buenaventura (271.141), Barranquilla (146.538), Medellín (137.988), Tumaco (129.491), Quibdó (100.007), Turbo (99.274), Bogotá (97.885) y Riohacha (44.841). Sin embargo estas algunos expertos opinan que la población real afrocolombiana puede ser algo más del doble de esa cifra. Siendo así Colombia el tercer país con la comunidad negra mas importante del continente solo detrás Brasil y los Estados Unidos.
A la música colombiana han contribuido géneros tan importantes como la cumbia, el vallenato, el currulao y la champeta. Entre los músicos afrocolombianos se destacan Joe Arroyo, Pipe Pimienta, Alejandro Durán, Totó la Momposina,Leonor González Mina (la negra grande de Colombia), Calixto Ochoa y Alexis Lozano, así como Jairo Varela y su internacionalmente reconocida agrupación salsera, el Grupo Niche.

DANZAS O MOVIMIENTOS RITMICOS

En el litoral Pacífico existen hoy en día algunas supervivencias de danzas europeas de estilo cortesano propias del siglo XVI. En el departamento del Chocó, por ejemplo, se conservan bailes como la danza, contradanza, polka, mazurca y jota chocoana. En las coreografías de estos bailes la población afrocolombiana ha efectuado pequeñas modificaciones que fueron determinadas por la dinámica propia del grupo.

Danza chocoana
Baile adaptado de la tradición europea. La población de origen africano del departamento del Chocó efectuó cambios en la estructura original de la danza. El predominio de la sección rítmica en la música que acompaña la puesta en escena condujo a que se eliminara el escobillado característico del estilo español y se reemplazara por la segmentación de los pasos en dos tiempos. No obstante, la coreografía mantiene cualidades occidentales que se manifiestan en la elegancia de los movimientos, en los que predominan los molinetes, las vueltas, los ochos y las flexiones de cabeza.

La Contradanza

Danza folclórica del Chocó, aprendida por los africanos en los bailes que realizaban los colonizadores españoles en el periodo colonial. La coreografía se estructura con base en parejas que se unen en grupos de cuatro bailarines para rondar cogidos de la mano, delineando círculos, que luego evolucionan a una rueda de gran amplitud, en la que los desplazamientos se efectúan de izquierda a derecha. En la adaptación de la danza se absorbieron elementos de la tradición europea que hacen de ella un cuadro de movimientos vivos, caracterizada por el coqueteo, las modas cortesanas y los galanteos elegantes.

La Polka

La versión que sobrevive en el litoral Pacífico se denomina polka brincadita, que es una adaptación de la original europea. Es un baile de pareja abrazada, sin ordenamiento preciso. Los bailarines se desplazan en sentido lateral, con pasos cortos, alternando un salto cada tres pasos. Los movimientos son vistosos y reflejan una gran alegría.

La Mazurca

Baile de parejas agarradas, apropiado por la gente del litoral Pacífico, que le asignó variaciones de estilo regional. Su coreografía se caracteriza por presentar remanentes de la tradición europea que le legan un alto contenido de galantería, manifiesto en desplazamientos con círculos amplios y en movimientos valseados con flexiones de torso y molinetes lentos.

La Jota Chocoana

Danza de ascendencia española que se ejecuta a ritmo de abozao. Existen diversidad de variantes: condoteña, careada, cruzada y sangrienta; todas mantienen una estructura básica común, pero se diferencian en su contenido argumental. La sangrienta, por ejemplo, es un cuadro dramático que gira en torno al duelo de dos enamorados por ganar los afectos de la misma mujer. La careada, por su parte, describe los recursos que emplean los pretendientes para enamorar a su pareja.

¿QUE ES LA AFROCOLOMBIANIDAD?

Es la representación étnica de nuestra raza negra colombiana, es cultura, sabor, color, tradición; es la representación de una raza que desciende directamente de los negros africanos. Esta raza la cual entro a nuestro país por medio de los españoles, los cuales los trajeron como mano de obra para sus trabajos pesados; ya que nuestros indios no estaban acostumbrados a trabajos fuertes y pesados.



(Tomado Blog afrocolombianidad.info)